Todo estaba en silencio, el disco que habían estado escuchando finalmente había terminado y ellos se habían quedado sin palabras. Pero no era un silencio incómodo, era solo el preámbulo, la reconfirmación de que estaban solos, por fin solos...
Ella lo observa con curiosidad mientras el se pierde por unos segundos viendo através de la ventana como llueve. Desearía tanto saber lo que él piensa y conforme ese deseo la va llenando, tiembla ligeramente ante la idea de que él esté pensando en lo que pasará cuando sus miradas se encuentren y sea inevitable el asomo del anhelo del cuerpo del otro. De pronto su corazón parece oprimirle por unos segundos... quiere decirle que lo quiere, hacerle entender que ella está ahí porque él le importa, porque va más allá del deseo. Esta ahí porque le gusta escuchar su voz, el calor que emana de su cuerpo cuando él la jala para acercarla y la abraza con fuerza. Está ahí por quien es cuando está con él...
La lluvia sigue cayendo... él siente despertarse de su momento de abstracción y no sabe cuánto tiempo ha pasado desde que mirara por la ventana. Se pregunta qué pensará ella... el vidrio le proporciona su reflejo y ella parece también perdida en sus pensamientos. Habrá llegado el momento de voltear a verla? Perderse en esos ojos cafés que lo miran con una dulzura que él no conocía, acercarse y percibir ese aroma en su cabello, en su cuello, en su cuerpo, que tanto lo seduce. Tomarla por la cintura para sentir su cuerpo tensarse por unos segundos antes de que se relaje y se entregue rodeando su cuello con sus brazos y ambos se pierdan en un beso apasionado...

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