Respiro el aroma de tu ausencia,

es tan extraño no tenerte cerca

girar la cabeza

y ver un rostro que no es el tuyo

que me desconcierta y me asusta

y sobre todo...

que me recuerda que te has ido.

estas noches son cada vez más largas

con la cama tan fría

y sin una cobija que pueda reemplazar

el calor de tu cuerpo.

Y los días...

estos interminables días

en los que despierto

y descubro de nuevo

que cocine para más de una persona

y que no importa donde esté...

si me siento a la mesa (o en el sillón)

(o a la orilla de mi cama...)

o donde sea,

este espacio me queda grande (tan grande...)

con el silencio gritándome al oído

y mi mente loca y desvariante

dándole forma (tu forma)

a las sombras que me rodean

y me aprisionan y te llaman...

olvido...