La espera...

Comienza a desesperarme la espera de tu llegada,
el inconfundible sonido de tu voz arrancándome de mis silencios,
y desdoblando ideas de minutos y horas
(sin llegar a más que eso) a tu lado.
Comienzo a desesperarme del sabor de tu ausencia
que me obliga a soñarte, recrearte mientras suspiro y aspiro
el aroma de los sueños quemados. Cenizas.

No llegarás, hoy no llegarás así como no me necesitaras,
como yo te necesito,
no pensarás en mí y mi ausencia no te sabrá a nada,
porque ni siquiera la recuerdas.
Pasearás, llegarás a su casa, reirás y suspirarás por ella,
como lo hago yo por ti
y mi recuerdo en ti no será nada.
Inexistente.
Yo no existo en ti, solo existo en mí
que no estoy segura de mi propia existencia sin ti.
Y tú que sigues alejándote, llevándote recuerdos
a los que les has quitado el rostro,
dejando la cama destendida para el siguiente encuentro.
(…y solo la sombra, oculta en el aroma de la almohada,
de quien aún te espera).

Ni un vistazo atrás…Aunque quizá solo uno más…
(Y aún no llegas…)